en CHIQUITOS

Gabriel Hakel

Una región con una imagen distinta a la que se tiene habitualmente de Bolivia.

Con un colega del trabajo, habíamos hecho un viaje hacía mas de 40 años, a las zonas mas extrañas de la Argentina en un Renault 4. Como él se estaba por jubilar, quedamos en hacer otro viaje insólito, como en aquella ocasión. Estábamos interesados en la zona de las Misiones Jesuíticas del Oriente de Bolivia. Para llegar a la región de Chiquitos (tal es el nombre histórico y político del Oriente de Bolivia), es conveniente partir desde Santa Cruz de la Sierra. Esta es una ciudad de un enorme movimiento comercial y en constante expansión. Alquilamos una Toyota 4×4, que venía con chofer incluido y que mascó coca durante todos los días que duró nuestro viaje y que se comportó excelentemente con nosotros. De Santa Cruz de la Sierra fuimos (en este orden) a los pueblos de las Misiones de San Javier, Concepción, San Ignacio, San Miguel, San Rafael, Santa Ana, San José y vuelta a Santa Cruz de la Sierra, previo paso por la sierra en Chochís. Los pueblos más interesantes son Concepción, Santa Ana y San José.

Los Jesuitas llegaron desde el Perú a las planicies del Oriente de Bolivia hacia 1700 y crearon una serie de asentamientos de colonización religiosa que eran económicamente autosustentables y que vinculaban a Santa Cruz de la Sierra con el Río Parguay, desde donde se llegaba a Asunción, sirviendo además de contención a los avances hacia el oeste de los colonos portugueses del Brasil.
Cada una de estas misiones estaba manejada por unos pocos jesuitas (a veces incluso no mas de dos o tres) y tenían una población indígena de unos 3000 a 5000 individuos cada una. La disposición de la misión sobre el terreno, seguía un patrón similar en cada caso. El mismo estaba conformado por un gran espacio central, como plaza, la iglesia sobre uno de los lados de la plaza , los talleres con los depósitos y las viviendas, ocupaban los otros tres lados del plano de agrupamiento. Una red de caminos vinculaban a todas las misiones entre sí.

La mayoría de los Padres Jesuitas que se establecieron en Chiquitos eran de origen centroeuropeo, de Baviera, Silesia, Suiza, Bohemia, etc. Es probable que de allí venga su enorme interés en la música y en la importancia que le dieron a que los indígenas aprendieran a fabricar los instrumentos de cuerdas para interpretar la música barroca que los curas conocían. Los indígenas mostraron una gran habilidad con los conocimientos que los religiosos les impartieron, convitriéndose en eximios artesanos, labriegos, músicos y constructores.
Los Jesuitas fueron expulsados de América, por el rey español, en 1767 y los pueblos jesuíticos entraron en un período de abandono. Una vez establecida Bolivia como nación, esas misiones formaron el núcleo de poblaciones sin mayor relevancia, hasta que hace unos treinta años, se comenzaron a restaurarlas reliquias que se construyeron 250 años antes.

CONCEPCIÓN

Es el pueblo mas grande de las Misiones, donde la iglesia es parte de un conjunto eclesiástico monumental, que contiene a varios edificios religiosos. Este conjunto fue restaurado durante siete años desde el año 1975, bajo la dirección del eclesiástico y arquitecto suizo Hans Roth, Toda la mano de obra y todos los elementos para la restauración del conjunto fueron de Concepción. El extraordinario trabajo hecho aquí, fue el ejemplo para que los demás pueblos de las Misiones,se abocaran a la restauración de sus deterioradas iglesias. El pueblo además cuenta con una arquitectura uniforme, con largas construcciones en una sola planta, con techos de tejas y galerías sobre los frentes para protegerse del calor y las lluvias. Todo esto alrededor de la plaza con frondosa vegetación.

Ver abajo el estado del conjunto, antes de la restauración.

SANTA ANA

Es el pueblo mas típico del espíritu de las antiguas Misiones Jesuíticas. Lo que diferencia hoy en día a Santa Ana de los otros pueblos de las Misiones de la Chiquitania , es que prácticamente todavía «se lee» el planteo urbano impuesto por los Jesuitas, porque la iglesia no está separada de la plaza por una calle pavimentada, como torpemente interpuso «el progreso» en otros pueblos, lo que le da un carácter muy especial al lugar; con su gran superficie cubierta de pasto muy verde y antiguos árboles con flores de diversos colores. Hay una total ausencia de tráfico, tanto humano como vehicular. La iglesia tiene proporciones perfectas y su campanario de madera está separado del cuerpo principal de la misma. La pendiente del enorme techo de tejas asegura el escurrimiento del agua de las lluvias tropicales. El órgano de la iglesia funciona perfectamente y hay imágenes y mobiliario muy bien restaurados.

SAN JOSÉ

El pueblo está ubicado en el medio del trayecto entre Santa Cruz de la Sierra y la frontera con el Brasil. Por esa línea corre el ferrocarril y una carretera recientemente pavimentada. Al pueblo en sí, no se lo podría calificar como un lugar atractivo. Las construcciones no guardan ninguna unidad formal y es bastante polvoriento. Pero su conjunto eclesiático sobre la plaza, es realmente fantástico. Aquí se tuvo el tino de unificar el nivel del piso de la iglesia con el de la plaza, dándole aún mas armonía al conjunto. La particularidad de esta iglesia, es que es la única de las Misiones en Bolivia, que tiene su frente hecho en piedra, a diferencia de los demás que son de adobe y madera. Dicho frente no es simétrico, pero guarda una balanceada proporción entre cada uno de los elementos de su fachada.

Abajo hay un dibujo de un viajero francés de 1845.

CHOCHÍS

Había visto imágenes de una roca que emergía misteriosa en medio de la vegetación, que denominaban La Muela del Diablo. El pueblito contiguo a la roca fue arrasado por un desborde sorpresivo de un río cercano en 1979. En agradecimiento por parte de los rescatados de ese acontecimiento, le encomendaron a Hans Roth (el arquitecto-eclesiástico que reconstruyó el conjunto de Concepción), que diseñara un santuario al pié de la roca. Se trata aquí de una «pequeña-gran obra de arquitectura», con un admirable manejo del espacio y de la implantación en el terreno, con el uso de materiales, colores y texturas, expresivas del lugar. Permite el acceso a diversas capillas y a un via crucis perfectamente integrado a la geografía del lugar desde la base de la roca. La roca en si es imponente y se puede escalar con facilidad hasta donde cesa la vegetación. Desde allí se tienen fantásticas vistas sobre las planicies y las serranías del Chaco Boliviano.